Primero debemos comprender la gran diferencia que existe entre gritar y hablar. Muchos de nosotros no llegamos a darnos cuenta jamás de que estamos gritando hasta que alguien nos lo dice. Creemos estar hablando bien y a un tono adecuado pero esto no es así, porque ya nuestros oídos están acostumbrados al volumen o intensidad en la cual emitimos los sonidos. Debido a esto tenemos que modular y crear un equilibrio agradable para nuestra voz, ni tan alta ni tan baja.

Los sonidos que emitimos a través del aparato fonador y que simplemente son aire expulsado, dosificado y articulado, deben ser agradables para el resto de las personas.
Proyectar la voz hace referencia a esa habilidad que guardamos de hacer que nuestra voz se escuche de forma clara y a la vez fuerte, sin necesidad de forzar las cuerdas vocales, con el fin de llegar a todos los rincones de un espacio en particular. Esto es control vocal. La fuerza, claridad y seguridad garantizan la coherencia del mensaje y que este sea percibido adecuadamente por los interlocutores.
Matizar y modular, como complemento son tan importantes como la misma proyección de la voz, ya que el matiz añade elegancia, más expresividad y color a tus palabras. Es el arte de la elocuencia pura. Así como en la pintura, el matiz permite trasmitir emociones variando el tono, la intensidad y el ritmo a favor. Imagina que tus palabras son un pincel con el que trazas las más bellas líneas de color, convertidas en frases que llenan de luz a mentes ávidas de tu conocimiento.
Si quieres evitar la monotonía y no ser predecible al expresarte, es hora de que puedas ir identificando la calidad de tu voz y cómo la perciben los demás. Modula el volumen, el ritmo y el tono de tus palabras, así notarás el cambio y la evolución.
Se sugieren ejercicios de articulación de vocales abiertas y cerradas, buscando con la continuidad de este ejercicio lograr una dicción perfecta con estas 5 letras básicas A, E, O (abiertas) I, U (cerradas). Identificar y entender en qué parte de tu aparato fonador se forma cada una y las características que tienen cuando forman sílabas junto a las consonantes. De allí en adelante, el lector comienza a comprender lo importante que es la dicción al hablar.
